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La duda de Margarita

Margarita duda al inicio del romance y recurre al oráculo de la flor que deshoja para pretender alguna certeza de que el súbito amor de Fausto es auténtico. Intuye que el deslumbramiento que muestra por ella el recién llegado podría no tener una raíz tan clara, profunda e inocente, como si la tiene el suyo, y teme. En la imagen Gretchen mira al horizonte, buscando una verdad que apenas prefigura y que Fausto eclipsa al proseguir, sin piedad y con su falaz apariencia, la conquista de la sencilla joven que pronto se ve atrapada en el espejismo que le dora el diablo. La sensualidad de la conquista se sugiere aquí en los planos y niveles de las figuras y en el erotismo sutil de estructuras que parecieran comenzar a develarse.

Lo confieso, no sabía
Qué podía estar agitándose en mi pecho a vuestro favor.
Cierto es que me enojé conmigo misma
Por no poderme enojar más con vos.
p. 133

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